Hora Argentina

jueves, 26 de noviembre de 2009

Relatividad por Xul solar

Relatividad


La noche comenzaba a cubrir con su penumbroso manto a la ciudad, las artificiales luces se prendían en los postes, la luna dejaba ver su pálido rostro y un hombre prendía en ese instante el primer cigarro.
Trataba de reconstruir en su mente todos los detalles que le fueran posibles, el desorden de sus ondulados cabellos, sus ojos negros como la noche, sus delgados labios, su figura menuda. El seño fruncido de sus rostro, sus arrebatos de ira, su sonrisa entre triste y pensativa, su mirada profunda. El primer cigarrillo se terminaba de consumir.
Muchos encuentros anteriores venían a poblar su memoria en esos instantes en que el humo del tabaco salía resoplando su estela blanca. De entre todos los diálogos que recordaba en ese instante, se le vino a recordar uno que tuvieron acerca de la relatividad del tiempo.
“Cuando la pasión nos inunda un segundo se torna en un intervalo tan grande como la vida misma y que añoramos que ese instante dure eternamente; un segundo como toda una vida, es lo que mejor entiendo por relatividad del tiempo”.
Al estar acabando con el último de sus cigarrillos, una sonrisa se dibujo en su viejo rostro. “Acaso sólo ha pasado un segundo desde el instante que ella no esta aquí, que los años que he pasado se devalúen hasta un valor infinitesimal”, la última coleta término de consumirse y aún con la sonrisa en el rostro volvía de su incursión clandestina al cementerio a visitar la tumba de su amada. “El tiempo que paso sin el deleite de tu presencia será de duración infinitamente pequeña comparado con la eternidad que pasaremos cuando la hermana muerte venga a recogerme a llevarme a tú lado”

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